¿Quienes somos?
Madres que luchan por un aire limpio para todos los niños.
La historia de Rosamund Kissi-Debrah

Llevé a mi hija Ella al hospital 28 veces en sus últimos 28 meses de vida. Cada vez, jadeaba para respirar como si se estuviera ahogando. Incluso tuve que sacarla de un coma artificial.
Y esas fueran solamente las veces en que tuvimos que ir al hospital. Tuvo cientos de ataques y a menudo tuve yo misma la suerte de resucitarla.
My hija Ella pasó sus últimos dos años sabiendo que podría morir. Y de hecho murió a los 9 años, en 2013.
Era una chica sana, activa y deportiva. Jugaba al fútbol, andaba en bicicleta y nadaba. Sin embargo, se puso tan gravemente enferma de asma que el simple hecho de respirar se convirtió en una lucha.
Aproximadamente ocho años después de su muerte, en diciembre de 2020, finalmente obtuve una confirmación irrefutable de lo que mató a Ella: la contaminación del aire que echan los vehículos diésel y de gasolina cerca de nuestra casa. Vivimos a solo 25 metros de una de las carreteras más congestionadas del Reino Unido, donde resulta que la contaminación del aire supera constantemente los niveles considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud.
Ella es ahora la primera persona en el Reino Unido, y probablemente en el mundo, que tiene contaminación del aire como causa de muerte en su certificado de defunción. La investigación forense sobre su muerte en 2020 dejó muy claro que Ella todavía estaría viva hoy si no hubiera estado constantemente expuesta a niveles tóxicos de contaminación del aire.
La reacción de Ella a la contaminación del aire fue de una gravedad extrema. Su caso es único, ya que es la única persona en el mundo que tiene la contaminación del aire en su certificado de defunción. Sin embargo, en muchos aspectos preocupantes su experiencia está lejos de ser una excepción.
Nueve de diez niños en todo el mundo todavía respira aire sucio. Una de cada cinco muertes prematuras en todo el mundo es causada por los humos de la quema de combustibles fósiles en vehículos con motor de combustión, centrales eléctricas de carbón y estufas para cocinar. Esto significa que cada año casi 9 millones de personas mueren de enfermedades pulmonares y cardíacas, cáncer, y otras enfermedades relacionadas con la contaminación del aire.
En el Reino Unido, 1 de cada 11 niños y 1 de cada 12 adultos padece de asma. Cada 10 segundos, alguien en el país sufre un ataque de asma potencialmente fatal.
Si supiera todo esto cuándo Ella estaba viva, me habría mudado de casa de inmediato. Cualquier madre o padre haría todo lo que estuviera a su alcance para salvar a su hijo de una enfermedad y de una muerte totalmente prevenibles.
Pero ni siempre tenemos la información o la libertad para hacer lo necesario. Es posible que yo hubiera podido mudarme a una calle más limpia, pero hay millones de familias y niños en todo el mundo que viven cerca de carreteras con mucho tráfico, centrales eléctricas de carbón, sitios de construcción o granjas con quema de cultivos. Y - aún que estuvieran conscientes del veneno invisible que acecha en el aire, que no es el caso para la mayoría - ni todos tendrían la opción de mudarse, .
El investigador forense que examinó el caso de Ella estableció tres recomendaciones sencillas para prevenir muertes como la suya en el futuro. Ahora pido a los gobiernos de todo el mundo que las sigan y ahorren así a las generaciones más jóvenes un futuro de mala salud y muerte prematura.
En primer lugar, hacer obligatorias y seguir las directrices de calidad del aire de la OMS. Este año la OMS lanza directrices nuevas y más estrictas, y los gobiernos son responsables de seguirlas. En segundo lugar, proporcionar datos de calidad del aire locales y en tiempo real y sensibilizar al público sobre su importancia. La gente merece saber lo que está respirando. En tercer lugar, capacitar profesionales de la salud para detectar los posibles efectos de la contaminación del aire en los síntomas que tratan y para que hablen sobre ellos con los pacientes y sus padres o tutores.
He sido contactada por padres,, profesores y profesionales de la salud de todo el mundo que han leído sobre el caso de Ella y a quienes les preocupa que los niños de que cuidan también estén sufriendo de la contaminación del aire.
Esto tiene que acabar. Los padres no deberían tener que preocuparse por el aire que respiran sus hijos cuando caminan a la escuela, van en bicicleta al parque, o juegan en el patio trasero.
Ya es hora de que los gobiernos promulguen las directrices de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud y garanticen el derecho de todos los niños a respirar aire limpio.
La historia de Bhavreen Kandhari

Soy madre de gemelas adolescentes atléticas que juegan baloncesto en el equipo nacional de júniores.
Mis bebés preciosas y fuertes lucharon con éxito contra todas las complicaciones que surgieron de su nacimiento precoce. Pero ahora enfrentan otro desafío enorme: viven con un riesgo muy alto de desarrollar infecciones respiratorias que se derivan del aire excesivamente contaminado de Delhi.
Como cualquier madre, mi principal responsabilidad es asegurarme de que mis hijas se mantengan sanas y lleven estilos de vida saludables. Cuando eran pequeñas, tenían los síntomas típicos de secreción nasal y tos durante todo el año. Aunque casi todos de nosotros hubiéramos pensado que se trataba de alergias, esos síntomas desaparecieron como por arte de magia cuando dejamos de vivir en la ciudad.
Esto me llevó a leer e investigar un poco más sobre el aire, y vi cómo Londres estaba luchando contra el humo. Desafortunadamente, en esos años muchos médicos no hablaban sobre el impacto radical que tiene el aire contaminado en nuestra salud. Pero al leer un estudio de UNICEF que mostraba cómo la contaminación del aire puede dañar permanentemente el cerebro de un niño, comprendí que había que hacer algo con respecto a la pandemia del aire contaminado.
Para hacerme responsable, como lo haría cualquier madre para proteger a sus hijos, me puse a estudiar la contaminación del aire. La idea de que, llegando a la adolescencia, mis hijas tendrían los pulmones de un fumador, sin cualquier culpa suya, era absolutamente inaceptable para mí.
Cuando uno se da cuenta de que se trata de millones de niños, la cuestión se convierte en un desastre de salud oficial - pero ese no fue el caso para nuestros gobierno/s. No se hice mucho y todos estaban en negación.
Mientras intentaba darles a mis hijas lo mejor en todos los sentidos, ¿cómo podría ignorar que estaban respirando en la capital más contaminada del mundo y que practicar deportes en estos Índices de Calidad del Aire les estaba causando daños permanentes?
Ahora estoy luchando entre esta amarga verdad y dos adolescentes que obviamente no quieren renunciar a su pasión infantil por practicar deportes.
Pero no puedo ganar esta batalla sola, y es por eso que yo, junto con otras madres preocupadas, he promovido el crecimiento y la gestión de Warrior Moms (Madres Guerreras), para que juntas pudiéramos marcar la diferencia. Realmente espero que al conectarnos aquí con madres de todo el mundo y compartir nuestras historias e ideas sobre lo que podemos hacer para ayudar a terminar con este horror, seremos más poderosas y forzaremos un cambio real.
Bahvreen Kandhari es cofundadora de Warrior Moms Collective en India
La historia de Patrice Tomcik

Vivo en el suroeste de Pensilvania. Cuando mis hijos eran pequeños, nos mudamos aquí por los espacios verdes abiertos y las hermosas colinas onduladas. Parecía un lugar saludable para criar niños, pero un mes después de mudarnos a nuestra nueva casa, a mi hijo de tres años le diagnosticaron leucemia. Fue devastador. Afortunadamente, los tres años y medio de tratamientos funcionaron.
Después de que terminaron sus tratamientos, estaba decidida a no darle nunca al cáncer la oportunidad de volver a la vida de mi hijo. Como sobreviviente de cáncer, sé que tiene un mayor riesgo de volver a tener cáncer. Hice todo lo posible para eliminar todas las toxinas de la vida de mi hijo, para controlar lo que podía controlar. Entonces, cuando supe que la industria del gas natural quería hacer “fracking” bajo la escuela de mi hijo, tuve que luchar por su salud. Esto fue algo nuevo para mí, ya que nunca me consideré una activista ambiental.
La escuela de mis hijos está ubicada sobre el esquisto de Marcellus, uno de los depósitos de gas natural de esquisto productivos más grandes de EE. UU. Al principio, la industria del gas se acercó a nuestra Junta Escolar y pidió para perforar debajo de las instalaciones escolares. Los padres se enteraron sólo cuatro días antes de que la junta escolar lo votara. La verdad es que soy solo una madre normal y no estaba buscando una batalla, pero tenía que hacer algo para proteger a mis hijos. Los padres reunieron más de 900 firmas en una petición en contra de arrendar la tierra debajo de nuestra escuela para perforar.
Agradecimos por el distrito escolar haber votado en contra de la perforación debajo de la escuela, pero eso no impidió que una plataforma con cinco pozos de gas natural se propusiera a media milla de distancia. Afortunadamente, encontré a otros padres en mi comunidad que también querían proteger la salud y seguridad de sus hijos. Comenzamos una página de Facebook con 400 miembros para que pudiéramos comunicarnos entre nosotros. Fue entonces que entendí el poder de encontrar a otras personas en tu comunidad que te apoyen.
Algunos de nosotros asumimos un papel más activo dentro de nuestro grupo de padres, ofreciendo lo que sabíamos hacer cuando era necesario, y yo abordé los problemas de ciencia y salud pública relacionados con las operaciones de gas natural. Aprendí que la contaminación del aire está asociada con todas las fases del desarrollo del petróleo y el gas. Los camiones diésel y los motores diésel que alimentan la plataforma de perforación y el equipo en la plataforma del pozo de gas echan gases de escape dañinos, incluindo partículas. Cuando ocurre la perforación, hay otros contaminantes peligrosos y perjudiciales para la salud. Estos incluyen metano y compuestos orgánicos volátiles (COV) que contribuyen a formar ozono o humo a nivel del suelo. El humo puede causar ataques de asma y dañar los pulmones en desarrollo de los niños.
Pero fue al enterarme de los efectos del benceno, un COV asociado a menudo con las operaciones de gas natural, que me quedé de rodillas. El benceno es una neurotoxina conocida y causa leucemia infantil. Saber que podría estar enviando a mi hijo a la escuela, que debería ser un lugar seguro, pero que podría ser un desencadenante de cáncer, fue extremadamente perturbador. ¿Cómo podría enviar a mi sobreviviente de cáncer a un entorno que podría causar cáncer?
Nuestro grupo de padres se organizó y puso en marcha un plan.
Nos reunimos con nuestra junta escolar, la agencia reguladora ambiental local, los funcionarios locales y los representantes estatales para explicarles que los pozos de gas estarían ubicados demasiado cerca de las escuelas, lo que pondría en riesgo la salud y la seguridad de 3,200 estudiantes. Fuimos a los medios de comunicación para contar nuestra historia. Les pedimos a nuestros vecinos que enviaran cartas a la junta escolar, al municipio, a la agencia reguladora, a los representantes y a los medios de comunicación. Esto llamó mucho la atención sobre el tema, pero también creó tensiones entre los vecinos. Aquellos que querían arrendar sus tierras a la industria del gas natural con fines de lucro estaban muy molestos con nuestro grupo de padres, pero todo lo que queríamos hacer era proteger a nuestros hijos. Desafortunadamente, no pudimos detener la perforación de todos los pozos de gas, pero logramos reducir el número a dos pozos de gas y se implementaron protecciones adicionales.
Lo que he aprendido es que puedo controlar muchas cosas en la vida de mis hijos, pero no puedo controlar la calidad del aire que mis hijos respiran en el exterior. Para ello, dependo de nuestros líderes. Los haré responsables. No tengo miedo de hacer eso porque es mi derecho como madre y residente. Ahora me doy cuenta del poder de mi voz y del poder de la voz de una comunidad. Por eso me uní a Moms Clean Air Force. Quiero proteger a los niños que viven, aprenden y juegan cerca de las operaciones de petróleo y gas mientras trabajo para aumentar nuestro uso de fuentes de energía limpias y saludables.
En todo el país, hay muchas personas cuya salud está en riesgo debido a la industria del petróleo y el gas. 2.9 millones de niños como el mío van a la escuela a menos de un kilómetro de las instalaciones de petróleo y gas. 12,6 millones de personas viven a menos de 1km de instalaciones de petróleo y gas. Mi esperanza es que la gente actúe para proteger a los niños de la contaminación del aire. La voz de cada persona es poderosa y juntos podemos hacer una gran diferencia. Miren lo que un grupo de padres pudo lograr en mi ciudad. Teníamos 900 firmas en una petición que impidió que la perforación pasara por debajo de nuestra escuela. Antes, subestimé el poder de mi voz. No volveré a hacer eso. Cuando hago responsables a los líderes por la salud de mis hijos, los efectos son poderosos.
Patrice Tomcik es Gerente Nacional de Campo de Moms Clean Air Force